jueves, 26 de febrero de 2009

LAS COSAS NO CAMBIAN

Han pasado meses de lluvia y temporal,
veranos incesantes,
uniformes frente mío,
pañuelos al cuello y en la cara,
mil experiencias, congresos y reuniones,
conjunto de amigos y hermanos,
todo pasa rápido,
lejos,
se va y llega,
constante, perpetuo,
imprescindiblemente serviles,
todo existe y así se queda en mi memoria,
junto con hechos mil recuerdos de dos años atrás,
de verano "febréico",
de desierto y cariño reprimido.

Jamás me explico lo que hago
y menos lo que tu haces,
entiendo que para ti el tiempo pasa,
que mi tiempo se pierde en las mil ideas de mi cabeza,
que se estanca, pantanos y pantanos de tiempo,
pantanos de ideas y sueños,
es lo que hay y lo que no quiero,
te extraño, simplemente,
claro, nada más,
nada peor o nada mejor.

Sólo quiero un abrazo desabrido,
para no creer en lo irreal,
eso, nada más,
no quiero Pucón, un lago ni un hermoso volcán,
no quiero mar no sol extremo,
nada de lluvia, nada de frío,
no espero un poco de ron y ser sincero.

Ahora en el humo constante y el ruido de las ambulancias,
con un teclado sucio y un café solitario esperándome,
con lejanía extrema,
somos un recuerdo de lo que no fue,
un recuerdo de sucesos inexplicables que le dieron
importancia a la razón.

Fueron mentiras de mentiras,
sueños de 4 de la mañana,
cariños inventados por nuestra mutua soledad,
por necesidad de cariño.

Hoy, mis sueños persisten,
más tibios, más calmados,
sueños despierto, sueños irreales,
canciones mal cantadas y recuerdos de Cerati o Lucybell,
de cerros café,
de manos entrelazadas,
de inexplicable deseos de besar.
Voy por mi café solitario,
es la compañía precisa junto a un cigarrillo
para dejar de soñar y planear la realidad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario